Facebook y Cambridge Analytica: ¿Y nuestros datos qué?

Los datos personales e información de los usuarios del hiperespacio hacen parte de su privacidad, sin importar los términos y condiciones que contemple cada portal de internet. Definen quien eres, y permite conocer tus patrones de comportamiento, consumo, profesión e inclusive tus tendencias políticas. Por tanto, y como vimos en nuestra columna sobre el tratamiento de la información sensible por parte de Amazon, deben ser almacenadas y custodiadas de forma responsable, y su uso es restringido al consentimiento explícito dado por el titular de la información.

Pero, como se reveló en los últimos días, la empresa londinense Cambridge Analytica recolectó datos para conocer tendencias políticas, preocupaciones, información personal, y con base en ello enviar mensajes cuya intención fuera alterar el voto en una elección particular. Esto plantea dos situaciones o escenarios que vulneran los estándares internacionales sobre protección de datos: La forma en la que se recolectan los datos, y el uso dado.

Los hechos:

El fin de semana anterior, medios británicos y The New York Times  publican una noticia que relaciona directamente a la campaña del ahora presidente Donald Trump, con una compañía británica llamada Cambridge Analytica, la cual trató de influir en la intención de voto de 50 millones de personas, utilizando sus datos personales de Facebook.

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El escándalo de Cambridge Analytica pone sobre la mesa nuevamente el problema del uso de la información y el cumplimiento de estándares internacionales en el mismo. Fuente: Elespectador.com

Facebook, en su defensa, alega que esos datos fueron recolectados hace algunos años por el profesor de psicología Aleksandr Kogan, los cuales fueron tomados por éste a través de supuestos «tests de personalidad» y después cedidos al grupo SCL y Cambridge Analytica, los cuales trabajaban en técnicas de influencia en el electorado. Si quiere conocer más del caso, puede remitirse a esta nota.

Esto ha desatado una ola de investigaciones, allanamientos, sanciones e inclusive se han iniciado investigaciones por las autoridades británicas, debido a que se rumorea (y se ha recogido evidencia de ello) que Cambridge Analytica influenció a los votantes en el brexit.

Lo controvertido

Esta vulneración a la privacidad de las personas suministrando sus datos personales, en primer lugar, es una clara violación a los tratados internacionales en materia de protección de información personal digitalizada. ¿Por qué? Las políticas de tratamiento de datos y términos redactados por Facebook en primer lugar contemplaban el uso de los datos para mejoramiento del servicio y suministro de información comercial y campañas de marketing. Es decir, su uso estaba restringido a la concesión de estos datos para fines netamente comerciales.

La primera pregunta que surge es: Si los datos son suministrados a Facebook con fines comerciales,  ¿Por qué un psicólogo tuvo acceso a los mismos? Pues bien, resulta que en las políticas de Facebook también especifican que las aplicaciones y juegos desarrollados por externos pueden recopilar información personal, sin ningún tipo de control por parte de Face. Pueden usarlos de la forma que consideren, pese a que ellos deben implementar una política propia de tratamiento de datos que deben comunicar al usuario de la aplicación, o en su defecto usar la que Facebook ha implementado. Es decir, existe una falta de control por parte del gigante de las redes sociales en la información que se suministra a terceros.

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Mark Zuckerberg ha declarado que Facebook está comprometida con la protección de los datos de sus usuarios. No obstante, el mal sabor de boca continúa por la negligencia de este gigante corporativo en el control del manejo de la información que a través de su red social se obtiene. Fuente: Semana.com

La segunda pregunta es: ¿Por qué se transfirieron los datos recolectados por Kogan a otras compañías que ninguna relación tenían con Facebook o con las políticas de datos de la aplicación utilizada por el profesor?. Esto, no solamente es falta de control por parte de Facebook, sino una clara violación de la privacidad por parte de Kogan hacia los usuarios que utilizaban su aplicación.

Inclusive, omitiendo estas dos preguntas, es claro que la intención final de Cambridge Analytica fue influenciar el voto. No hacer marketing político, sino ejercer una influencia psicológica directa para determinar el voto de cada uno de los usuarios de Facebook de los cuales se utilizaron sus datos privados.

Esto, además de ser poco ético, es delito bajo la ley penal colombiana (por ejemplo). El artículo 388 del Código Penal Colombiano indica que es castigable el uso de maniobras engañosas o fraudulentas para obtener un voto en cualquier sentido determinado por parte de los ciudadanos. Según la información reportada en diversos países del mundo, los métodos de SCL y Cambridge Analytica incluyen este tipo de estrategia, utilizando la estrategia psicológica y la manipulación.

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Alexander Nix, CEO de Cambridge Analytica y actualmente suspendido, se consideraba a sí mismo como un hombre que revolucionaría los procesos electorales. Fuente: bbc.co.uk

Al parecer esta conducta también es punible en el Reino Unido. No obstante, en una especie de silencio cómplice, la fiscalía estadounidense ni el Gran Jurado de ese país no se han pronunciado al respecto.

¿Qué queda?

Como sucede en estos casos, investigar a fondo. Sería interesante desnudar el entramado de relaciones y estrategias utilizados por SCL y Cambridge Analytica en diversos países del mundo, así como que se enjuicien a los responsables de ello y, de forma similar al caso Odebrecht, se genere presión política para corregir este tipo de prácticas.

Una vez más corroboramos que la tecnología y el poder generado a través de la recolección y uso de datos puede generar estrategias tenebrosas: En este caso, la manipulación política.

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